miércoles, 7 de mayo de 2014

Sandro de Argentina

“Y pensar que yo sólo quería imitar a Elvis” reza una foto que lo tiene como protagonista. Hasta puede sentirse clavada en uno esa mirada que entremezcla picardía, desafío y vaya a saber uno cuántas cosas más. La postura lo delata, como si constantemente quisiera decir: yo soy Sandro, acá estoy.

Rosario, su novia como solía decir antes de comenzar cada show, es sede de la muestra “Yo Sandro” que tiene lugar en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC), ubicado en paseo de las Artes y el río.

El organizador de la muestra y director del CEC, Cristian Marchesi contó que la misma fue visitada por mucha gente mayor pero también por familias, padres que querían contarles a sus hijos quién había sido Sandro. Destacó como distinto el hecho de que el CEC haya sido sede de una muestra mucho más popular, que acercó a gente de la ciudad que quizás no conocía el lugar.

Roberto Sánchez, tuvo una basta carrera como cantante e incluso se animó a incursionar en el cine, lo que hace que la muestra sea un interesante recorrido por toda su vida. Más allá de los gustos musicales es innegable reconocer el impacto y la influencia que tuvo en la música argentina y americana. Fue uno de los pioneros del rock nacional, a pesar de luego haber girado su carrera hacia la canción melódica. Sandro fue un fenómeno que apeló a lo popular pero llegó al Madison Square Garden, una contradicción que refleja exactamente quién fue.

Entre álbumes de fotos y manuscritos ya amarillos, es todavía posible percibir la magia que inundó su vida. En una vitrina se observa una enorme madeja de rosarios, regalos de sus seguidoras, ya enredados entre sí, cartas con rouge que él mismo respondía y recortes de diarios con títulos que dan cuenta del fanatismo con el que convivía diariamente. Los trajes en los maniquíes parecen querer comenzar a bailar al ritmo de la música de fondo que alegra la sala completa. “Tengo un mundo de sensaciones”.

Todos los materiales que pueden apreciarse en la muestra “Yo Sandro” fueron brindados por coleccionistas y por su viuda, Olga Garaventa. Muchas de las cosas expuestas son inéditas, nunca se habían visto en el país. Además pueden divisarse múltiples artículos y frases que Sandro le dedica a Rosario, poseía una relación de entrañable afecto con nuestra ciudad.

Sus fanáticas siempre fueron un sello personal, creo que hasta en algún momento le han servido de apoyo. Esa fidelidad e incondicionalidad de “Las nenas” de Sandro, es admirable. Mujeres que cuando comenzaron a seguirlo sólo eran adolescentes con las hormonas en plena ebullición, pero que lo acompañaron durante toda su vida, a pesar del paso del tiempo para ellas y para él.

“Dejaré de cantar el día que Roberto Sánchez suba al escenario y Sandro ya no esté dentro de él” En esta exquisita diferenciación que hace de sus dos personalidades, podemos entender que en ningún momento su sueño de ser un cantante reconocido lo desbordó. En una entrevista que es posible leer en la muestra, cuenta sin temores que Roberto Sánchez es sólo un tipo pasional y de barrio. “Me gusta que Roberto Sánchez se meta en el escenario y desmitifique lo que hace Sandro”. Demuestra así que el personaje nunca traspasó a la persona, y a mi entender eso es crucial.

En otra vitrina es posible divisar tres premios Gardel, entre otros galardones. Como si fuera necesario confirmar con esto su talento. Sandro fue sensual en su lado más guarro y grotesco. Quizás no es el artista que todos elegiríamos para escuchar y seguir fervientemente. Pero sería bueno tomarse un poco de tiempo para recorrer la muestra, esta especie de museo itinerante, y descubrir facetas desconocidas de su personalidad, aprender un poco más sobre Sandro de América, pero sobre todo sobre Sandro de Argentina.

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