sábado, 17 de mayo de 2014

REALISMO QUE INSPIRA

Obras del siglo pasado, algunas más destacas que otras. Desde retratos hasta paisajes de una determinada zona de la ciudad se expusieron en la Fundación Osde de la ciudad de Rosario. Parte de marzo y mayo fueron los meses elegidos para que el boulevard Oroño se colmara de tres pisos enteros con puro y exquisito realismo.


La primera se dio a conocer como "Campesina" y fue pintada en el año 1935 al igual que la segunda, la cual no tiene titulación. Ambas son obras de Anselmo Piccoli, maestro argentino del constuctivismo abstracto. En los dos retratos, lo que se destaca por sobretodo son los ojos, más bien la mirada penetrante que infunden. Otra característica que prevalece es la expresión de la boca, un semblante algo amargado. Por el contrario, los ámbitos de los hombres no parecen ser los mismos: uno de pueblo y otro de campo. 
            

"La trilla" es de 1935 y fue pintada por Luis Ouvrard. Aunque esta obra tenga una gama de colores tenues, de alguna forma, al mayor contraste lo obtuvo con lo que allí quiere representar. Enfrenta a trabajadores vivaces, vigorosos y dispuestos; pero por otro lado, también pretende mostrar una parte muerta de la sociedad, simbolizada por las bolsas llenas de materiales o comestibles de aquella época.

                         


Entre tantas, Juan Grela se luce con "Cruce Alberdi", pintada en 1946. Ver  hoy esta zona resulta fascinante, de alguna manera nos proponemos comparar aquella ciudad antigua con la que  es actualmente. Por la cantidad de edificaciones que se ven dentro de la obra y si nos situáramos más de medio siglo atrás, presentiríamos en lo que se iba transformar Rosario, tanto en lo bueno como en lo malo. Dejando las sensaciones de lado, el cuadro logra una amplia profundidad de campo para dimensionar correctamente las figuras que lo constituyen.


Con Aldo Magnani y sus cuatro obras hechas desde 1960 a 1971, observamos como prevalecen mayoritariamente las figuras geométricas. En donde más se nota es en la forma de los ojos y de la nariz. Cejas curvas que denotan amenaza o ánimo desafiante, se penetran tan fácilmente que uno mismo puede quedarse minutos contemplando y tratando de interpretar estas relevantes imágenes.


Mi atención completa fue captada por Ricardo Sivori y su pintura llamada "Linyera", la cual fue hecha en 1935. Sin duda su nombre es explícito y evidencia lo que el mismo lunfardo significa. Los ojos permanecen cargados de cansancio, soledad y tristeza, cosas que adivinamos en estas personas que vagabundean por las calles sin saber siquiera acerca de su vida a corto plazo. La barba y la boina que lleva este hombre están logradas de una forma natural, en una especie de dimensión 3D. Sin duda es un trabajo que distingue e identifica a una parte de la sociedad presente en todas las épocas. 


Leónidas Gambarte nos invita a imaginar y a volvernos niños de alguna forma cuando observamos sus obras, hechas de 1938 a 1942. Cada una nos dirige hacía un mundo realista pero que a la vez mantiene un tono soñador, surreal. En la mayoría, lo que más se destacan son las personas, quienes siempre ocupan un rol identitario en el cuadro. Las demás figuras nos dan a conocer el contexto, el por qué de la actitud del personaje central.






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