Una imagen vale más que mil palabras. Porque en ellas esta guardada para siempre he irrevocablemente el pasado. Un pasado que muchas veces puede incomodar y puede avergonzar pero es un pasado en fin. Una imagen pretende mostrar el llanto, la angustia o resignación de un momento determinado y logra, incluso, revivirlo.
Esto
es lo que, efectivamente, consigue la exposición fotográfica “Ante la Ley” que
tiene lugar en el Museo de La Memoria. La muestra comenzó el 25 de marzo y se
encontrará allí hasta el 23 de mayo, de martes a viernes de 12 a 18 y los
sábados de 12 a 20. Reúne las obras de fotógrafos de Rosario, Buenos Aires,
Tucumán y Córdoba.
En
el año 2003 se reabren en el país los juicios que buscan esclarecer crímenes
cometidos en la última dictadura militar. A partir de allí en diferentes
provincias y ciudades comenzaron los juicios de carácter oral y público. En las
diversas jornadas decenas de reporteros gráficos pretendieron captar con sus
cámaras la intensidad de aquellas instancias.
Aquello
es lo que pretende, y de hecho lo logra, Federico Castelli cuando capturó con
su lente a Rafael Francisco Díaz, ex detenido. Un anciano que carga en su
rostro la angustia de haber perdido a su hijo, Rafael, que hasta el día de hoy
continua desaparecido.
¿Qué
hay detrás de las plegarias? Es un interrogante que aparece después de observar
una de las tantas imágenes que presenta esta muestra. Hay un hombre arrodillado
que le reza a tres fotografías. En una de ellas está escrito: “Papá falleció el
año que desapareciste”, en la siguiente dice: “Mamá te buscó por 9 años”, en la
última solo un nombre “Jorge Horacio Novillo”. Solo es el nombre de una de las
30.000 personas que se cobró la dictadura.
Mientras
tanto de fondo se escucha la voz de Eve de Bonafini que sale de un video.
Parece efusiva, indignada y a su vez cansada al dar uno de sus tantos discursos.
“Los que seguimos adelante nos quedamos”, reza una frase escrita en manuscrita
en un suelo gris con azulejos rojos que aparece en otra fotografía. Está
pertenece a la serie “Más que nunca” del rosarino Matías Sarlo.
Por
momentos ya no se escucha la voz de la “Madre de plaza de mayo”. La película la
remplaza por gritos y tiroteos que provienen de una manifestación. Por su lado
Fabián Font logró capturar una imagen que encaja a la perfección con lo que se
oye de fondo. Una calle plagada de humo donde un hombre y una anciana con un
pañuelo blanco en la cabeza huyen cubriéndose el rostro con las manos.
Hay
una mirada que llama la atención por encima de las tantas que se inmortalizan
en las fotos. Es un hombre de ojos cínicos y sonrientes. Lleva una vincha
blanca que dice “legalidad” y tiene un gesto burlón mientras saluda a la cámara
con la mano en forma de V. Su nombre es
Daniel Amelong un abogado represor.
Alrededor
de 160 personas fueron sentenciadas en Argentina en el 2013 por crímenes que se
cometieron en la última dictadura militar. Actualmente hay 1.069 procesados,
520 condenados y 60 absueltos, sin embargo solo 71 personas cuentan con la
sentencia firme.
¿Pero
que hay después del dolor? ¿Qué queda después de aquella mancha imborrable que
deja la historia? Quizás la certeza de que algo todavía se puede hacer y el
Museo de la Memoria está, casi por completo, empapelado por aquella idea. Lo
dicen centenares de cartelitos pegados al piso y a la pared. Cartelitos que
sentencian: “Lugones Ruiz, Enrique Pedro: PERPETUA”, “Cao, Leopoldo: 25 años”, “Lucena, Carlos
Alberto: 16 Años”. Simples, pero fuertes palabras que la gente descuidada y simbólicamente
pisa al pasar.
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