miércoles, 21 de mayo de 2014

Ante la ley: una huella de la memoria

Una imagen vale más que mil palabras. Porque en ellas esta guardada para siempre he irrevocablemente el pasado. Un pasado que muchas veces puede incomodar y puede avergonzar pero es un pasado en fin. Una imagen pretende mostrar el llanto, la angustia o resignación de un momento determinado y logra, incluso, revivirlo.


Esto es lo que, efectivamente, consigue la exposición fotográfica “Ante la Ley” que tiene lugar en el Museo de La Memoria. La muestra comenzó el 25 de marzo y se encontrará allí hasta el 23 de mayo, de martes a viernes de 12 a 18 y los sábados de 12 a 20. Reúne las obras de fotógrafos de Rosario, Buenos Aires, Tucumán y Córdoba.
En el año 2003 se reabren en el país los juicios que buscan esclarecer crímenes cometidos en la última dictadura militar. A partir de allí en diferentes provincias y ciudades comenzaron los juicios de carácter oral y público. En las diversas jornadas decenas de reporteros gráficos pretendieron captar con sus cámaras la intensidad de aquellas instancias.
Aquello es lo que pretende, y de hecho lo logra, Federico Castelli cuando capturó con su lente a Rafael Francisco Díaz, ex detenido. Un anciano que carga en su rostro la angustia de haber perdido a su hijo, Rafael, que hasta el día de hoy continua desaparecido.
¿Qué hay detrás de las plegarias? Es un interrogante que aparece después de observar una de las tantas imágenes que presenta esta muestra. Hay un hombre arrodillado que le reza a tres fotografías. En una de ellas está escrito: “Papá falleció el año que desapareciste”, en la siguiente dice: “Mamá te buscó por 9 años”, en la última solo un nombre “Jorge Horacio Novillo”. Solo es el nombre de una de las 30.000 personas que se cobró la dictadura.
Mientras tanto de fondo se escucha la voz de Eve de Bonafini que sale de un video. Parece efusiva, indignada y a su vez cansada al dar uno de sus tantos discursos. “Los que seguimos adelante nos quedamos”, reza una frase escrita en manuscrita en un suelo gris con azulejos rojos que aparece en otra fotografía. Está pertenece a la serie “Más que nunca” del rosarino Matías Sarlo.
Por momentos ya no se escucha la voz de la “Madre de plaza de mayo”. La película la remplaza por gritos y tiroteos que provienen de una manifestación. Por su lado Fabián Font logró capturar una imagen que encaja a la perfección con lo que se oye de fondo. Una calle plagada de humo donde un hombre y una anciana con un pañuelo blanco en la cabeza huyen cubriéndose el rostro con las manos.
Hay una mirada que llama la atención por encima de las tantas que se inmortalizan en las fotos. Es un hombre de ojos cínicos y sonrientes. Lleva una vincha blanca que dice “legalidad” y tiene un gesto burlón mientras saluda a la cámara con la mano en forma de V.  Su nombre es Daniel Amelong un abogado represor.
Alrededor de 160 personas fueron sentenciadas en Argentina en el 2013 por crímenes que se cometieron en la última dictadura militar. Actualmente hay 1.069 procesados, 520 condenados y 60 absueltos, sin embargo solo 71 personas cuentan con la sentencia firme.



¿Pero que hay después del dolor? ¿Qué queda después de aquella mancha imborrable que deja la historia? Quizás la certeza de que algo todavía se puede hacer y el Museo de la Memoria está, casi por completo, empapelado por aquella idea. Lo dicen centenares de cartelitos pegados al piso y a la pared. Cartelitos que sentencian: “Lugones Ruiz, Enrique Pedro: PERPETUA”,  “Cao, Leopoldo: 25 años”, “Lucena, Carlos Alberto: 16 Años”. Simples, pero fuertes palabras que la gente descuidada y simbólicamente pisa al pasar.

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