jueves, 22 de mayo de 2014

La soledad como compañía

Edward Hopper fue un famoso pintor estadounidense. A primera vista uno podría considerar que sus obras transmiten tranquilidad ya que nos muestra lugares solitarios o personas solitarias en lugares donde pareciera que nada pudiera molestar a sus protagonistas. La soledad está presente en cada uno de sus trabajos, aunque no físicamente.

Todo pareciera estar en orden. No importa cuál sea el escenario representado. Puede que haya una persona encerrada en una habitación, ocupando una mesa en un bar o compartiendo un momento con algún desconocido. Sea cual sea la situación todos tienen en común el hecho de encontrarse ensimismados, encerrados en sus pensamientos, meditando vaya uno a saber sobre qué.
Pero, ¿Qué no tenga a otra persona a mi lado, quiere decir que estoy en soledad?
Al detenerme a analizar las obras de Hopper, no creo que sea así. Es verdad, la mayoría de ellos se encuentran solos (y aquellos que están acompañados no son conscientes de los que los rodean), pero a través de sus miradas y expresiones me dicen otra cosa. Ellos están ahí; pero no. Están en otro lugar. Sus pensamientos nos llevan a otro lado. ¿En que estarán pensando? ¿En el futuro? ¿En el pasado? ¿Qué es lo que hace que estén tan aislados? Puede que estén pensando en esa persona a la que aman, en cuestiones laborales, problemas familiares o en algún sueño o meta que les gustaría cumplir. ¿Estarán pensando eso o eso es lo que yo pienso cuando me encuentro en situaciones similares? Qué se yo acerca de aquella persona que jamás vi en mi vida. ¿Acaso existe siquiera?

Es muy difícil hablar de lo que una obra artística puede transmitir ya que lo que cada uno percibe está íntimamente relacionado con los aspectos personales de la vida de cada uno; de las experiencias vividas, de sueños, de objetivos, de ideas, o de aquello en que al momento de apreciar una pintura tiene mayor relevancia en cada una de nuestras vidas. El arte es algo muy subjetivo, transmite sentimientos muy distintos a cada uno. Es una relación personal la que se entabla con un objeto artístico.

Joaquin Fernandez

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