- ¿Le
ofrezco algún producto?
- El único que vendes, Pijuí… semillitas.
***
Todos
los fines de semanas son diferentes para cada persona. Algunos los disfrutan
para dormir, otros para salir a divertirse con sus amigos y emborracharse por
la noche, otros para organizar almuerzos y cenas con sus familiares, y existen
también los que deben trabajar igualmente. Pero entonces, ¿dónde se ubica a la
gente que espera ansiosa a que llegue el viernes, el sábado o el domingo para
ir a la cancha a ver a su equipo? ¿En qué lugar se ubica a Pijuí? Se podría
decir que en el Coloso Marcelo Alberto Bielsa.
Es un
viernes de Agosto. Newell’s juega el domingo frente a Racing en el Coloso por
la Fecha 16 del Torneo Final argentino,
ambos equipos disputan la punta de la tabla desde el inicio del campeonato
junto a Argentinos Juniors. Jorge Mario Mariachi comienza su jornada en su casa
de Barrio Alberdi a las 7.30. Desayuna rápido, sale y se dirige a la esquina
para comprar el diario, cualquiera menos “La Capital”, apodado en la jerga leprosa como el “Sina” de Rosario. De
regreso, sus vecinos dudan en saludarlo ya que su larga campera, que casi cubre
todo su cuerpo de pequeña estatura, no deja identificarlo.
- Buen
día, Pijuí. ¿Ya fuiste a la distribuidora? – Le pregunta Toto, el verdulero.
- No,
en un rato voy, porque tengo que leer los diarios primero. El domingo jugamos
con Racing, si ganamos quedamos con 39 puntos y tenemos más posibilidades de
salir campeones. Argentinos Juniors tiene que perder con Boca para dejarnos el
camino libre y ya la próxima fecha...
- Ya
lo sé. Chau, Pijuí.
Así es
él. Una pregunta sencilla y corta, que podría responderse en una sola oración,
se convierte en un monólogo de cualquier tema ligado a Ñuls. Desde resultados
hasta estadísticas, desde ex jugadores hasta posibles refuerzos, desde las
obras que se realizan dentro del club hasta la situación de la causa de López.
Pijuí sabe de todo y para cualquier cosa tiene su argumento. Su memoria
prodigiosa vale tanto como salir campeón invicto, y eso sí que es mucho. Uno de los temas más contados por él es el
del origen de su apodo.
- ¿Y
Por qué te dicen Pijuí?
-El
Mono Obberti me lo puso un día cuando me llevó a mi casa. Sí, sí, ¡él me
alcanzó hasta mi propia casa!
Luego
de leer todos los diarios, verificar los equipos que jugarán en el día y
consultar la posible formación del suyo, se calza su gorro rojo y negro y se
dirige a la parada de colectivo para que lo lleve a una distribuidora local a
comprar los “productos” que venderá el domingo en la cancha. En realidad,
“productos” ofrecía hace más de diez años, cuando se podía elegir entre
semillitas Pipas, caramelos “Sugus” o alguna que otra galletita. Ahora
comercializa sólo semillitas de girasol, pero él los sigue denominando
“productos”.
Un rato más tarde, llega y entra al local. Lo
reconocen enseguida por la forma de moverse
y sus gestos. Saluda, pide “lo de siempre”, paga y se va. Cuando nuevamente
llega a su hogar, analiza la situación; tiene dos opciones. La primera es
quedarse viendo los partidos del día en su televisor del año 1985, y la otra es
agarrar su bolso, sus pertenencias e irse al club. Se decide por la segunda.
Nuevamente
se sube a un colectivo. En el trayecto,
devora los clasificados de "El Ciudadano" sólo para que pase
el tiempo, él mismo sabe que no necesita ni comprará nada. Agradece poder estar
haciéndolo ya que hace cuatro años estaba imposibilitado en ese sentido. En
2010, su calvario con el hecho de padecer ceguera se esfumó gracias a una
operación que fue obsequiada por el actual presidente leproso, Guillermo
Lorente.
-
Sacate los ‘culo de botella’, Pijuí - le repetían los hinchas durante los
partidos.
- Es
que no veo, señor - contestaba humildemente.
Al
llegar, todos lo saludan animadamente. Ese su segundo hogar en el mundo y sueña
con que sea el único en un futuro, su anhelo es poder vivir allí. Y como para
no, Jorge Mario tiene 58 años y desde los 20 pasa casi las 24 horas ahí
adentro. Pasea por la administración, después pasa por atención al cliente, en
donde se encuentra con decenas de socios que van mensualmente a pagar la cuota,
y termina en el bar La Visera, ubicado justo abajo de la tribuna oficial del
estadio. Pasado el mediodía, los mozos le sirven, como de costumbre, pollo al
champignon con papas españolas. No faltan las especies de monólogos que recita
sobre el partido del domingo ni tampoco los relatos de cómo vio campeonar a la
Lepra. Para callarlo, los mozos le traen el tan esperado postre: flan con
crema... y dulce de leche.
Cuando
cae el sol, después de haber pasado toda la jornada ahí dentro y de haber visto
todos los partidos, decide regresar a su casa. Le espera un largo rato en
alguna parada de Pellegrini. Igualmente, él no se aburre porque siempre
encuentra algún leproso a quien contarle sus historias de los viajes que
realizó siguiendo a Newell's y las
estadísticas. Todos sienten simpatía y lo aprecian. Sin dudas, es el hincha más
popular del interior.
***
El
sábado resulta un día de ansiedad y espera eterna de cara al partido del
domingo, hace frío y no tiene muchas ganas de salir, no se quiere enfermar para
mañana. Pero no importa, hay algo que no falla: su visita al club. Durante la
tarde, se encuentra con un empleado de limpieza y se da lugar a unos minutos de
puros recuerdos y nostalgia.
- Pijuí,
yo extraño mucho viajar de visitante. ¿Te acordás cuando nos juntábamos todos
acá en la puerta principal a esperar los micros? ¡Qué alegría!… desde temprano
empezábamos a alentar y no paramos hasta llegar a la cancha, fuese donde fuese.
Y vos siempre firme con tu bolsa llena de comidas y semillitas para vender… ja
ja, ¡sos un fenómeno!
Y
efectivamente era así. Aunque por razones de seguridad la AFA haya prohibido
estos dos últimos años el público visitante en los estadios de Argentina, los
hinchas de cada club, y en este caso de Newell’s, recuerdan con fervor aquellos
momentos. Para Pijuí viajar era seguir incondicionalmente a su gran amor. Resultaba
una tradición verlo un sábado o domingo con su habitual atuendo llegar al club
con dos bolsas: una grande con sus "productos" para vender una vez en
la tribuna y otra con provisiones personales de comida para todo el trayecto.
Un clásico.
Ya
entrada la noche vuelve a su casa. Una vez instalado, cena una sopa de
verduras, acomoda cerca de la puerta de entrada la bolsa de polietileno que
llevará con todos sus reconocidos "productos" y se mete rápidamente
en la cama.
-
Mañana tenemos que ganar - repite mientras se duerme.
***
Ni
siquiera amaneció pero Pijuí ya está levantado y desayunando. Tiene mate con
bizcochos de hace dos días, pero eso es lo de menos ya que nada en el mundo
vale más que saber que hoy domingo a las 14 juega Newell's contra Racing. Se
calza los jeans, una camisa vieja, su campera impermeable, también con algunos
años de más, sus zapatillas negras y lo infaltable: se lleva su gorro rojo y negro
en la mano. En la puerta de entrada está la bolsa que preparó la noche anterior
junto con la especie de soporte de madera que usa para colgarlo de uno de sus
hombros, poner todos los "productos" dentro y venderlos. Un estado de
zozobra empieza a invadirlo.
Ya en
el colectivo y con todos sus petates, se sienta y espera que llegue el momento
de bajarse a dos cuadras de la cancha. "Vamo' Pijuí", le gritan y
alientan los hinchas que están haciendo el mismo trayecto que él. Sumido en
cánticos y emoción, llega el momento de bajarse.
- Te
lo llevo hasta la platea, ¿querés, Pijuí? - le pregunta una hincha a pocos
metros de la entrada al estadio.
- No
se haga problema, señorita. Yo puedo. A las 14 jugamos con Racing con arbitraje
de Carlos Maglio, el que siempre nos cobra cosas que no son. Si ganamos,
quedamos solos arriba y si Argentinos Juniors pierde podemos salir campeones en
la próxima.
-
Ojalá, Pijuí. ¡¡Vamos la Lepra, carajo!!
***
El
árbitro pita el silbato y comienza el partido. Los bombos retumban y las
banderas flamean. La gente se excita cantando "... Newell's vos sos mi
pasión, Newell's vos sos mi locura, dejen la vida en la cancha que yo la dejo
en la tribuna". Una mezcla de exaltación con desesperación se vive por no
saber cómo finalizará el partido. Pero todos los plateístas de la tribuna
oficial "Gerardo Tata Martino" saben que en cualquier momento
aparecerá Pijuí. Y aparece...
-
Semillitas Pipas, semillitas, acá hay semillitas - ofrece con un tono de voz
alto.
- Acá
Pijuí, yo quiero- le pide un hincha.
- ¿Qué
producto le ofrezco?
- Ja
ja, un paquete de Pipas... ¿cuánto es?
- Son
cinco pesos.
Así
prosigue durante los 45 minutos. De a ratos mira el partido y lanza alguna expresión
o algún grito de aliento. En los momentos de mayor venta se caen algunos
"productos" al piso pero enseguida la gente se los devuelve y él los
acomoda en su cajón cargado al hombro. El primer tiempo termina 0-0 de milagro
con Ñuls jugando desastrosamente, sin claridad y habiéndose salvado de varios
ataques en su arco. Durante el entretiempo, Jorge Mario aprovecha para hacer
sus necesidades en el baño.
La
lluvia cae ferozmente cuando empieza el segundo tiempo, circunstancia que lleva
a Pijuí a tener que ver el juego desde el bar "La Visera". Una
pantalla gigante y cinco LCDs le muestran lo que está pasando a pocos metros de
ahí. Le importa un comino que no pueda vender, mojarse no le agrada ni un poco.
Son varios que piensan como él y enseguida las mesas y sillas comienzan a
poblarse de hinchas que alientan mientras miran cómo la Lepra salió a matar o
morir al verde césped. Después de los primeros 20 minutos, la voz de Pijuí
surge desde el fondo de una manera inmanejable.
-
¡¡¡Dale Ñol!!! Vamos Figueroa, pateá. Pasala a Maxi, dale dale dale....
uuuuuuuh" - se lamenta por una pelota que pegó en el palo izquierdo - Casi
la metemos, dale Ñubel, dale... ¡¡Penal!!
- Pará
un poco, Pijuí... no es penal, está en la mitad de la cancha - lo contradice un
hincha, siempre con humor.
- Pero
es que tenemos que ganar, si hoy ganamos quedamos primeros… salimos campeones
la fecha que viene si El Bicho pierde. Y así nos vamos a clasificar a la Copa
Libertadores y ahí también podemos salir campeones porque...
-
¡¡¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!!! - gritan los demás eufóricos.
- Uy,
gol, gol, goooooool. Mirá, ¡¡de la Fiera!!
A los
31 minutos de la parte final, Maxi Rodriguez logró definir al arco y puso el
1-0 tras un magnifico pase de Lucas Bernardi. Los hinchas gritan sin parar a
niveles ensordecedores. La incertidumbre cesa pero ahora los nervios colman
cada rincón. La lluvia no para y el partido parece no terminar más.
-
Faltan diez minutos, muchachos. Ya termina y si el Bicho pierde podemos ser
campeones en la próxima...
-
Sshh, Pijuí. Ya lo dijiste hace menos de cinco minutos a eso - Lo callan entre
risas.
-
Perdón, es que estoy emocionado. Cuando Newell's salió campeón en 1988 yo entré
a la cancha con los jugadores y...
-
¡¡Basta!!
-
Faltan cinco minutos... ¿cuánto dará de descuento?
Y, por
fin, termina. Alrededor de 40.000 almas dentro del Marcelo Bielsa cantan y
están descontroladas. "Esta hinchada, se merece, se merece ser
campeón", gritan con ritmo. Dentro del bar también lo hacen y Pijuí es el
primero en levantarse y agitar sus manos al compás de los cánticos. Está claro
que nadie puede parar esa locura. De a
poco, la gente decide retirarse.
Pasada
media hora, el hincha más popular del interior sigue ahí. Pero esta vez está
contando la recaudación del día gracias a la venta de sus
"productos". Cada leproso que pasa lo saluda, factor que desencadena
un instante de repetitivas historias que hacen reír y al rato, despedirlo.
-
Pijuí querido, ¡Ganamos! - Le comenta uno.
- Sí,
y si Argentinos Juniors pierde podemos salir campeones la próxima fecha. Estoy
emocionado como en el 1990 cuando dimos la vuelta.
- Yo
también, maestro. ¿Estuvo bien la venta hoy?
- Sí,
con las golosinas recaudé $150. Estuvo bien porque hoy solamente vendí en el
primer tiempo, se largó a llover y tuve...
- Ya
sé, te viniste acá adentro. Yo te compre un paquete.
-
Gracias, señor.
- De
nada. Nos vemos en estos días. ¡Vamos la Lepra!
Hace
una hora que terminó el partido, pero él sigue ahí sentado contando por enésima
vez lo recaudado y los "productos" que le sobraron. No sabe a qué
hora volverá a su casa. Lo que sí sabe con certeza y no para de repetir es que
si Argentinos Juniors pierde con Boca Juniors, Newell's Old Boys puede salir
campeón en la última fecha.
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