miércoles, 14 de mayo de 2014

Un fuego que no se extingue

“Un mundo de vibraciones que te puedo regalar”. Con aquella frase se sintetiza la esencia de la exposición “Yo Sandro”, que tuvo lugar en el Centro de Expresiones Contemporáneas desde el 22 de marzo hasta el día 27 de abril.

Sublime recopilación de toda una vida, de quien, sin duda, fue un símbolo cultural del país. Coleccionistas y hasta la misma Olga Garaventa presentaron la trayectoria del Gitano. Los stands mostraban desde portadas de revistas, ropa del cantante, hasta premios y diplomas .Lo más curioso fue un baño con la voz de Sandro cantando en la ducha “Ave de Paso”, tema que aparece en la película “Muchacho” de 1967.
Ese fenómeno o aquella enfermedad que representó Sandro para Latinoamérica se podía palpar en todo el lugar. Titulares rezaban: “Gritos histéricos y desmayos ayer en el festival de Almeida”, “Las mujeres iban a la peluquería para sus recitales”. Las vitrinas mostraban cantidades de rosarios que fanáticas le arrojaban al músico, cartas marcadas con lápiz labial y fotos de mujeres desvanecidas.
Un poster de Sandro y Susana en la película “Tú me enloqueces”, discos de vinilo, fotos de la infancia y portadas de la revista Antena dejaba un sensación de túnel del tiempo. Un compilado seductor para quienes formaron parte de la época y de la fiebre del Gitano.
El público que asistió oscilaba entre los 60 y 70 años, es decir, los que conocieron a este simbólico personaje  en su esplendor. Sin embargo iban a acompañados por sus hijos y nietos. “gente que vino para mostrarles a sus hijos quien era y que era Sandro”, explica Cristian Marcesi Director General del Centro de Expresiones Contemporáneas.
Sandro, como bien dice uno de sus temas, era un mundo de sensaciones. Sensaciones que fanáticos, seguidores u simpatizantes le recordaron a través de un mural. Escribiéndole desde: “No habrá otro igual jamás”, “Como no amarte si fuiste y serás nuestro amor”, hasta: “Sandro gracias a vos mi novia me perdona”.
El galán argentino causaba todo esto: amor, simpatía y locura. Un vaivén de sentimientos que después de cuatro años de su deceso sigue intacto. “Esta es la tercera vez que vengo”, cuenta Nidia Joveli mientras se saca fotos en el stand de la ropa del músico, y luego agrega: “La primera vez que vine lloré muchísimo”. Por otro lado Nelly Perez explica mientras abraza la biografía de su ídolo: “Yo estuve como un año y medio sin escuchar a Sandro después que murió, porque me hacía mal”.
Los maniquíes daban una sensación de tenerlo ahí. Ubicados en las poses más frecuentes del músico. No falto ningún componente. Todo lo esencial, la vida y obra de un personaje entrañable se encontraban allí. Quizás para quienes lo seguían fervientemente la pieza fundamental estaba ausente. Sin embargo  unos pocos renglones escritos en un mural expresaran el consuelo de muchos. “Siempre estarás aquí”

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