lunes, 30 de junio de 2014

Una mirada taciturna, por el lápiz de Joe Sacco

Joe Sacco es un periodista conocido por sus crónicas representadas a través del comic. Es un gran referente de este singular género que muestra el medio camino entre la labor periodística y el relato gráfico. Nació en octubre de 1962 en la Republica de Malta, un país insular miembro de la Unión Europea. Alguna de las obras más reconocidas fueron: “Palestina: en la franja de Gaza” y “Gorazde: Zona protegida”.


Después de dedicarse a los comics románticos, a finales de los 80 comienza a recorrer el mundo. Allí se engendran las primeras historias marcadas por la impronta personal de Joe Sacco, historias que formarían parte del volumen “El final de la guerra”.

Esta obra contiene dos relatos principales ubicados temporalmente una vez concluida la guerra de Bosnia. Por un lado muestra la vida de “Soba” un ex combatiente voluntario. Después de perder a toda su familia y a gran parte de sus amigos, actualmente, dedica su tiempo en bares nocturnos y tocar la guitarra con su banda “Z.O.C.H”. 

La segunda historia que presenta este volumen es “Navidad con Karadzic”, en esta deja de lado lo emotivo y biográfico para darle lugar a un relato cargado de un humor negro y situaciones casi absurdas. En ella Sacco descubre una noticia que no se hará presente en los diferentes medios de comunicación, mientras persiguen a un criminal de la guerra.

Joe Sacco muestra personajes deprimentes y taciturnos, enmarcados más todavía por el sello de su lápiz. Este es para el comic lo que para el arte es el realismo. Nada es exuberante, ni bello, ni excesivamente desastroso. Simplemente es.

En “Final de la guerra” se hace presentes la realidad en su máximo alcance. La realidad que debe sobrellevar una sociedad todavía arrasada y devastada que, como en el caso de Soba, solo busca consuelo en las noches y en aquella gran compañera que es la música. 

Los gráficos son melancólicos, muestran personajes de grandes ojeras y ojos tristes. La misma presencia Joe Sacco, autoplasmado en su obra, deja una interesante sensación de verlo siempre como espectador partícipe y a su vez ajeno a todo lo que ocurre, tal y como debe ser.

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