Cattaneo.
La
primera vez que se publicó El Eternauta de Héctor Germán Oesterheld fue en Hora Cero Semanal de 1957 a 1959. En
ese entonces los dibujos estaban a cargo de Francisco Solano López. Desde ese
momento la historieta marcó un antes y un después.
La
segunda versión fue ilustrada por Alberto Breccia y emerge en el contexto
siniestro de una Argentina estremecida. Azotada por un gobierno de facto instalado
en 1966 y liderado por el dictador Juan Carlos Onganía.
En mayo
de ese mismo año se había producido el Cordobazo, un importante levantamiento
popular con huelgas en la capital cordobesa. La respuesta del gobierno militar
fue una feroz represión que dejó como resultado víctimas fatales.
Lo
historieta era publicada semanalmente por la revista Gente que se inclinaba por
difundir notas de chicas lindas y galanes. En este contexto, el guionista da un
enfoque político mucho más fuerte a su obra. Claramente este nuevo Eternauta no
simpatizó a la ideología editorial que cuestionaba el accionar revolucionario.
Bajo la
excusa de que las ilustraciones de Breccia eran “ininteligibles” y críticas a
la forma de la historia, finalmente, Carlos Fontanarrosa -el editor de la
revista- decidió poner fin a la publicación. Pero, bien como expresaron Guillermo
Saccomanno y Carlos Trillo, las formas corresponden siempre con el contenido.
Lo que
realmente molestaba a Fontanarrosa era que se hable de lo que su revista
callaba. De un país donde la industria se destruía gradualmente y donde su
cultura se veía obstruida por la enajenación de los medios.
De este
modo, El Eternauta es una historieta emblemática. Refleja con gran lucidez y
astucia la lucha de clases contra los países opresores sobre Latinoamárica. Mediante
una metáfora -la de la invasión- relata este conflicto que será injusto y
cruel. El autor deja en evidencia su gran compromiso social.
En esta
historia, el país y la región se ven amenazados por un una fuerte nevada. La única
forma de sobrevivir es evitando el contacto con los copos globulares que caían
del cielo. Es por ello que los únicos que logran salvarse son quienes se
encerraron o se cubrieron con trajes herméticos.
Frente a
esto, Juan Salvo -el protagonista- debe dejar a su mujer y a su hija y salir en
busca de elementos para la subsistencia y, más tarde, a combatir al enemigo. El
campo de batalla: una ciudad desbastada. Muchos pierden la vida como
consecuencia del ataque invasor.
La
influencia política de El Eternauta es innegable. Contiene un alto contenido
antiimperialista e intenta demostrar el fuerte poder de Estados Unidos y las
potencias mundiales que ofrecen América Latina a los invasores de otro planeta.
Los
enemigos están representados con las figuras de los cascarudos, los hombres robots
y los manos, que respondían a “Ellos”. Pero, ¿quiénes eran ellos? Los
invasores. El mal. Los encargados de dar las órdenes desde una nave.
El
personaje de El Eternauta representa, sin lugar a dudas, la valentía y la lucha
desinteresada por el pueblo y la Patria. Esto lo convierte en un símbolo de la historieta argentina y, por sobre todas las cosas, de la resistencia.
Su autor,
Oesterheld, militante montonero que debió pasar a la clandestinidad, fue
desaparecido el 27 de abril de 1977 en manos de la dictadura más sangrienta de
la que se tenga memoria tras finalizar el guión de la segunda parte de la tira.
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